Así ayuda un Auxiliar Técnico Veterinario a los animales con miedo

Hoy hablamos con Jesús, un auxiliar técnico veterinario, sobre su trabajo en la clínica, y como no podía ser de otra manera, los tratamientos que aplican a mascotas miedosas.

Su trabajo diario va mucho más allá de asistir al veterinario: es el primer contacto para muchos animales miedosos y un apoyo clave para que sus visitas sean lo menos traumáticas posible.

¿Cuáles son tus funciones en la clínica?

Hago muchas cosas: además de asistir al veterinario en consulta y quirófano, también me encargo del cuidado de los animales hospitalizados, la toma y preparación de muestras, la limpieza y desinfección del material, así como del manejo seguro de animales durante tratamientos.

Y funciones administrativas como el control de stock y medicamentos, la gestión de citas y atención al cliente, entre otras cosas.

Pero lo más importante es dar la bienvenida a las mascotas. 

Si llega nerviosa o asustada, soy quien intenta calmarla y crear un entorno seguro antes de que entre el veterinario.

¿Cómo manejas a los peludos miedosos?

Con mucha paciencia. No todos los animales reaccionan igual. 

Algunos vienen temblando, otros gruñen del miedo. Intento no forzar, les hablo bajito, uso refuerzo positivo y, si hace falta, espero a que se relajen.

A veces solo necesitan unos minutos para confiar. También ayudo a los humanos, porque si ellos se relajan, la mascota también.

Auxiliar técnico veterinario con uniforme verde calmando a un perrito asustado

¿Crees que esta sensibilidad es algo que se aprende?

En parte sí. En la formación aprendes técnicas de manejo, etología básica, control del estrés… pero también depende de la vocación. 

Tienes que tener empatía, observar mucho y estar dispuesta a trabajar con animales que no siempre se dejan ayudar fácilmente.

¿Hay algún tratamiento especial, producto o medicamento que soléis utilizar?

Sí, en casos de animales muy nerviosos o con ansiedad, solemos utilizar feromonas apaciguadoras. Las aplicamos en la sala de espera, en las mantas o en el transportín, y ayudan a reducir el estrés. 

También usamos técnicas de manejo con refuerzo positivo y, en casos extremos, el veterinario puede pautar algún ansiolítico leve si la situación lo requiere, pero siempre como último recurso y con supervisión. 

El objetivo es que el animal asocie la clínica con algo menos negativo cada vez que viene.

¿Cómo decidiste convertirte en Auxiliar Técnico Veterinario?

Siempre me han gustado los animales, desde que era bien pequeño. 

Pero lo que realmente me marcó fue ver cómo sufría mi perrita cada vez que íbamos al veterinario.

Lloraba y se ponía muy nerviosa. Ahí me di cuenta de que hacía falta gente que no solo entendiera de medicina, sino también del comportamiento animal y del vínculo con sus familias.

Empecé a buscar opciones para trabajar en este sector y descubrí que el Auxiliar Técnico Veterinario es una figura clave en el día a día de cualquier clínica. 

¿Dónde te formaste como ATV?

Me formé con ESSAE Formación, porque ofrecían facilidad de horarios, y con prácticas en clínicas reales. 

Fue una buena decisión ya que aprendí mucho y además me permitió empezar a trabajar enseguida.

¿Recomendarías esta profesión?

Sin duda. Es muy gratificante. No solo ayudas a los animales, también a las personas que los quieren.

Cada día es distinto, y cuando un animal entra temblando y sale tranquilo, sabes que has hecho bien tu trabajo.

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